Al regresar de un monitoreo de tortugas pudimos observar una panga anclada repleta de pelícanos, una escena digna de replicar, cada uno tenía una personalidad propia, unos más altos, otros cabezones, flacos, gordos, parecía que toda una comunidad estaba representada en esa imagen. Era el inicio de la primera intervención de El Color De La Memoria, una panga llena de pelícanos que mas tarde sería parte de la historia del primer hombre que tocó una ballena.
Pachico era un pescador, dijo Carmen, su viuda, quien nos recibía en su casa con una venda en la cabeza por el dolor insoportable que tenía, era un lugar pequeño lleno de plantas a la orilla de la playa donde había que agacharse para entrar. Nos platicó las aventuras de su esposo como pescador y ambientalista, y de como su curiosidad le llevó a ser el primer hombre que tuvo un encuentro amistoso con una ballena. Nos contó también que cuando Pachico murió, siete pelícanos y una gaviota volaron sobre su tumba para después posarse en su panga. Al escuchar esto se borro a un pelícano ya dibujado anteriormente y se pientó en su lugar una gaviota, fue así como concluía la primera intervención en la comunidad, al terminar la entrevista pedimos su consentimiento, para poder pintar el retrato de su esposo en un mural, a lo cual ella aceptó sin dudarlo.
¡Hay un hombre aventando pintura! Decían las personas en la comunidad de la Laguna de San Ignacio en Baja California Sur, al momento que iniciaba la segunda intervención de El Color de la Memoria en la Laguna de San Ignacio. Una mezcla de colores verdes y azules eran aventados con fuerza sobre un muro de madera de una palapa que está frente a la secundaria de la comunidad. La gente miraba los primeros trazos del rostro de Pachico Mayoral, lo reconocía y gritaba “Pachico”, y seguían caminando sobre la calle polvorienta, era un día soleado, 28 de octubre del 2015.
Estando ya casi por terminar la intervención de Pachico se acerco una camioneta y bajó una persona alta con chanclas, barba y bigote, se notaba que era parte de la comunidad, se acercó rápidamente y dijo- ¿Sabes quién soy?- Hizo una pausa y al no recibir respuesta dijo -soy el hijo de Pachico, soy Rana, Ranulfo Mayoral, ¡¿Sabes qué estás haciendo?!- Exclamó con un tono que no sabía si era de enojo o emoción, – estás haciendo que mi hijo vea a su tata todos los días al venir a la escuela-, sus ojos se sentían emocionados por aquella intervención, así fue como él agradeció nuestra visita a su comunidad.
Texto escrito por Uli Martínez

Comments 4
Es la primera vez que entro en su página y leo en este caso una anécdota, me emocione! Que bonito saber la historia detrás de la pintura de la panga con pelícanos que tanto me ha gustado, mi familia es de san Ignacio y por ello me es más especial todavía , ya me suscribí y pienso leer todo lo que en su sitio han publicado , saludos ?
Hola, muchas gracias por este proyecto inspirador, sigan adelante, saludos desde Yucatán.
Que chida página todos deberían de visitarla!!! Entre por primera vez me gustó mucho y siempre me detengo a ver sus murales en la ciudad! Son grandiosos!
Una entrevista que vi en la tele me motivo a visitar su página y ver todas las historias, que bonitas todas, sobre todo que las van contando los propios protagonistas y gente que fue testigo de ello, la gente Grande lo que desea es platicar y contarte de su vida y su familia, gracias por mostrar los momentos de alegría que dejan en el recuerdo de la gente de estos pueblos, Felicitaciones por este proyecto tienen mucho camino por andar, y rescatar esas historias maravillosas para que así podamos conocer más de las mujeres y hombres que han forjado esas tierras y surcado esos mares. Lo mas valioso de la relación entre padres e hijos es tener de que platicar, el tema es lo de menos, lo importante es ese momento es esa conversación. Atte. Gloria Ofelia Murillo Rosales. Zacatecas a 30 de Enero del 2021.